Invention of Love (o La invención del amor) es un trabajo que bebe de las tradiciones más antiguas del cortometraje, situándose entre lo pasado y lo moderno, mezclando el efecto de las siluetas con la estética steampunk, valiéndose de un fantástico paisajismo basado en la ciencia-ficción. Básicamente, el director ruso Andrey Shushkov nos pretende contar la historia de un hombre apasionado, inventor de todo lo que le rodea, que un día pierde la cabeza por amor. En una constante lucha entre dualidades, destacando la pugna entre lo sentimental y lo artificial, o entre lo real y lo ficticio, se configura una historia de amor que se desarrolla en un espacio donde reinan las máquinas, y donde una flor es incapaz de nacer si no está hecha de engranajes. He ahí donde la pareja empieza a distanciarse, llegando a un desenlace tan patético como delicado, y tan fabuloso como posible.
Invention of Love (o La invención del amor) es un trabajo que bebe de las tradiciones más antiguas del cortometraje, situándose entre lo pasado y lo moderno, mezclando el efecto de las siluetas con la estética steampunk, valiéndose de un fantástico paisajismo basado en la ciencia-ficción. Básicamente, el director ruso Andrey Shushkov nos pretende contar la historia de un hombre apasionado, inventor de todo lo que le rodea, que un día pierde la cabeza por amor. En una constante lucha entre dualidades, destacando la pugna entre lo sentimental y lo artificial, o entre lo real y lo ficticio, se configura una historia de amor que se desarrolla en un espacio donde reinan las máquinas, y donde una flor es incapaz de nacer si no está hecha de engranajes. He ahí donde la pareja empieza a distanciarse, llegando a un desenlace tan patético como delicado, y tan fabuloso como posible.
Cortometraje del joven director chileno Cristián Jiménez, autor de Bonsái (2011), película basada en el libro homónimo de su compatriota Alejandro Zambra. Ésta última fue seleccionada para la Competencia Oficial de Cannes, mientras el presente cortometraje, durante el certamen del 2004, fue el encargado de abrir el Festival de Cine de Valdivia, con muy buenos resultados. El Tesoro de los Caracoles, arraigada en las zonas rurales de Chile, es una especie de revisión contemporánea a las viejas tradiciones orales de nuestro país, volviendo a configurar ese espacio narrativo con una perspectiva actual, que podría recordar a Pedro Urdemales o las leyendas chilotas, pero esta vez desde una óptica moderna, fresca y llamativa, que esperamos siga teniendo la buena recepción que ha tenido hasta el momento.
.......
Esta obra, dirigida y protagonizada por el mismo Jodorowsky, estuvo perdida durante mucho tiempo, y fue encontrada finalmente en una bodega de Alemania. Es una evidencia clara de una de las facetas menos conocidas del autor: la pantomima, siendo incluso pionero de dicho arte en Chile, junto a otros compatriotas que también tuvieron éxito en Europa. De dicho suceso nace este cortometraje, cuando el autor ya estaba establecido en Francia y compartía escena con grandes como Marcel Marceau, iniciándose a los 28 años en la cinematografía con esta pequeña pero importante producción. La cravate (o El lazo) fue un proyecto decisivo en su carrera artística, que marcó un antes y un después al revelarle su pasión por el trabajo audiovisual, que tanto éxito le trajo unos años más tarde. Esta pieza en particular es una adaptación libre de un relato de Thomas Mann, que narra sin diálogos y a través de la pantomima la historia de una mujer que vende cabezas, intercambiando erróneamente la de un hombre sensible con la de otro más agresivo, creando una confusión que acaba en una cómica pero conmovedora comedia de equivocaciones.
Esta obra, dirigida y protagonizada por el mismo Jodorowsky, estuvo perdida durante mucho tiempo, y fue encontrada finalmente en una bodega de Alemania. Es una evidencia clara de una de las facetas menos conocidas del autor: la pantomima, siendo incluso pionero de dicho arte en Chile, junto a otros compatriotas que también tuvieron éxito en Europa. De dicho suceso nace este cortometraje, cuando el autor ya estaba establecido en Francia y compartía escena con grandes como Marcel Marceau, iniciándose a los 28 años en la cinematografía con esta pequeña pero importante producción. La cravate (o El lazo) fue un proyecto decisivo en su carrera artística, que marcó un antes y un después al revelarle su pasión por el trabajo audiovisual, que tanto éxito le trajo unos años más tarde. Esta pieza en particular es una adaptación libre de un relato de Thomas Mann, que narra sin diálogos y a través de la pantomima la historia de una mujer que vende cabezas, intercambiando erróneamente la de un hombre sensible con la de otro más agresivo, creando una confusión que acaba en una cómica pero conmovedora comedia de equivocaciones.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)